El barril de petróleo alcanzó su nivel más alto en tres meses a principios de 2025, marcando un claro cambio de tendencia después de dos años consecutivos de caídas de precios.
Él Brentreferencia para Europa y también para Argentina, subió un 1,8% y alcanzó los 76 dólares por barrilsu precio más alto desde el 14 de octubre pasado. Este repunte, impulsado por la reducción de los inventarios de crudo en Estados Unidos y el optimismo sobre el crecimiento económico de China, plantea interrogantes sobre cómo podría afectar a la economía argentina.
El aumento del precio del Brent, que acumula más del 7% desde los 70,92 dólares registrados el 6 de diciembre de 2024, coincide con un aumento de la demanda global de diésel y un contexto de menores inventarios en Estados Unidos.
Según datos de la Administración de Información Energética (EIA), los inventarios de crudo en ese país cayeron por sexta semana consecutiva, con un descenso de 1,2 millones de barriles al cierre de 2024.
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Por otro lado, el crecimiento económico de China, principal importador mundial de petróleo, está impulsando expectativas de mayor demanda, especialmente de combustibles y derivados, lo que continúa presionando los precios internacionales.
¿Y cómo afectará el aumento del precio del petróleo a Argentina?
El aumento de los precios del petróleo tiene un impacto directo en el mercado local. En un contexto en el que las petroleras argentinas ajustan periódicamente los precios en los surtidores, La subida del Brent podría traducirse en nuevas subidas del coste del combustible.
Este efecto se vería amplificado por las actualizaciones del impuesto a los combustibles líquidos, que se aplican trimestralmente en función de la inflación acumulada.
En Argentina los combustibles no sólo afectan los costos de transporte, sino que impactan toda la cadena productiva, desde la agricultura hasta la industria y los servicios. Además, los productos derivados del petróleo, como los plásticos y otros insumos, podrían ver aumentos en sus precios, impactando el costo de vida de los consumidores.
Para un país como Argentina, que depende en gran medida de las exportaciones agrícolas y enfrenta una inflación persistente, el aumento de los precios del petróleo plantea un nuevo desafío. Si bien la suba podría beneficiar a provincias petroleras, como Neuquén con Vaca Muerta, también podría complicar los esfuerzos por contener la inflación.
El Gobierno, por su parte, debe evaluar si interviene en el mercado para moderar las subidas en los surtidores o deja que las petroleras ajusten sus precios según las variaciones internacionales. Este dilema se agrava en un año en el que se esperan ajustes tarifarios en los servicios públicos y un panorama económico global más incierto.
De persistir esta tendencia al alza en los precios del petróleo, es probable que en las próximas semanas se anuncien aumentos de combustibles en el mercado local. Esto, a su vez, podría tener un efecto dominó sobre los precios de otros bienes y servicios, ejerciendo aún más presión sobre los bolsillos de los argentinos.
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